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Franz Burkhardt realiza su mayor proyecto artístico en colaboración con Klaus Littmann
Arlesheim. Se le ve algo perdido, ahí, de pie en la nave inmensa, aunque no sea de baja estatura. Franz Burkhardt contempla su calle que cada día crece más, siempre está cambiando «y nunca va a estar terminada del todo», como él mismo dice. «Canal Street Part 1» se llama la intervención artística temporal de Littmann Kulturprojekte, que estará accesible al público en una antigua nave industrial de Arlesheim a partir del 12 de junio. Aunque hasta entonces aún queda mucho por hacer y también haya otros artistas participantes como Brad Downey, Fabian Monheim, Oliver Sturm, Markus Wirthmann y Danful Yang, la «Canal Street» es ante todo la obra de Franz Burkhardt, «la mayor que jamás haya hecho », constata con sobriedad.
En realidad, Franz Burkhardt se dedica al dibujo. Es un dibujante genial con una precisión increíble en los detalles. Sus modelos y fuentes de inspiración los encuentra en revistas y fotos antiguas. Muchas veces se trata de motivos eróticos que saca del baúl de los secretos inconfesables y luego adorna con frases ingeniosas. Como la mujer medio desnuda que se está poniendo las medias, irritando al lector a través del globo de texto «Why is Victoria Secret?», que le da al dibujo de repente una dimensión completamente diferente. El motivo aparentemente trivial se convierte en críptico a la vez que divertido. Las frases y los dichos de Burkhardt, que a menudo son citas conocidas modificadas por él, son por lo menos tan originales como sus dibujos.
Frases como elementos estilísticos
También en la «Canal Street» podemos encontrar estas creaciones. Así, por ejemplo, en la desgastada barra de bar en la que el artista medita: «En realidad, sólo existen dos clases de personas, unas están detrás de la barra y otras delante.» O la frase «No hacer nada, pero rápido », garabateada sobre la pared como quien no quiere la cosa. Una y otra vez, uno se encuentra con este tipo de frases. Al igual que en los dibujos, también en la «Canal Street» constituyen un elemento estilístico usado de forma intencionada.
«En realidad todo esto es una gran pintura », opina Franz Burkhardt. Su intención no fue construir la réplica de una calle determinada en la nave. «Habría sido más fácil para mí, pero la ficción es mucho más complicada.» Así, le da varias capas de pintura a la pared de una casa hasta lograr el efecto deteriorado que pretende. Siempre está inventando nuevos detalles como cajas de electricidad, radiadores o lavabos que parecen reales y, por ello mismo, son tan laboriosos de crear. «Es posible trasladar la precisión del dibujo con lápiz a lo tridimensional», explica. En ambas dimensiones es un maestro.
Todo empezó cuando Burkhardt comenzó a meter sus dibujos en marcos antiguos. Este marco ha ido creciendo con el tiempo hasta llegar a comprender estancias enteras y partes de edificios. Así, en 2010, expuso sus obras en la exposición «Música de Cámara» de Klaus Littmann en una estancia diseñada por él. La colaboración con Littmann se remonta a años atrás. Burkhardt ya participó en su día en «Punktleuchten» en Schifflände, diseñó un camión en el marco del proyecto «Move for Life» en 2006 y transformó una bicicleta china en una cocina de calle móvil dentro de la exposición «Chinetik» en el Museo Tinguely en el año 2009.
Nacido en Wolfenbüttel en el año 1966, Burkhardt realizó sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Braunschweig y recibió distintas becas como artista, entre otras, en el Swatch Art Peace Hotel en Shanghai, en Togo y en Nueva York. Actualmente vive y trabaja en Montzen, Bélgica.
Arte y artesanía
Franz Burkhardt se define a sí mismo como artista y también como artesano. «Este último término tiene hoy en día una connotación tan negativa. Y eso que el arte no es otra cosa que artesanía imperfecta y diletantismo no intencionado.» Esto, sin embargo, plantea un problema para los artesanos que de vez en cuando se pasan por la nave. «No pueden entender que alguien – con intención y esmero – haga algo tan mal y tan descuidadamente», afirma Burkhardt entre risas dándole una mano más de pintura a un muro que es demasiado bonito. En el muro de enfrente podemos leer: «A veces simplemente me gusta hacer cosas.» En el caso de Franz Burkhardt, esta afirmación no sólo es cierta en algunos momentos.